Emplazamiento
Situada en la
comarca de la
Maragatería, tierras de transición, no son páramo ni montaña
sino un conjunto de lomas pardas y suelos más bien pobres y arcillosos,
habitada por gentes de misterioso origen que durante siglos practicó la
endogamia y conservan costumbres y tradiciones ancestrales.
Se desconoce el origen de su denominación. Hay quien los hace descender
de
Maraghat
(en Irán), otros de la antigua y extinguida tribu
Baragwata (del
norte de Africa), hay quien piensa que el nombre proviene de las
maragas (bragas)
que utilizan en su vestimenta tradicional, pero las explicaciones más
plausibles pueden ser que derive de "
mauri captus",
moros cautivos para la explotación minera, o de "
mericator",
mercader, haciendo referencia a la ocupación a la que se ha dedicado la
población desde tiempo inmemorial; arrieros que mercadeaban con
diferentes productos entre la costa cantábrica y el interior de
Castilla.
Esta ocupación, que pasaba de padres a hijos, ha determinado la
estructura de sus pueblos, con calles principales anchas para permitir
el paso de los carros y empedradas para evitar que se formasen surcos,
y de sus viviendas, grandes construcciones en piedra y arcilla con casa
de grandes puertas que permita el paso de carros, cuadras, pajar y gran
patio en el centro.
Otras construcciones típicas son la ancestral casa de sobera, con
cubierta de caña de centeno, (de la que se conservan algunos ejemplares
en Murias de Pedrero o Pobladura de la Sierra) y la casa de alto y bajo
con corredor, que podemos encontrar en El Ganso o Rabanal del Camino.
Los maragatos han conservado un sinfín de tradiciones y prácticas como
dejar rastros de paja de una vivienda a otra cuando entre sus
habitantes había un noviazgo oculto, la
Cobada (descanso
del padre durante unos días después del parto), el riego de la placenta
durante varios días después de enterrarla y otras que parecen hacer
alusión a ritos de fecundidad precristianos.
Origen de la ciudad
Nacida como campamento militar romano de la
Legio X Gemina a finales del siglo I a. C., poco después se transformó en un núcleo civil. Capital del Conventus Asturum,
Asturica Augusta
fue un importante nudo de comunicaciones en el noroeste peninsular y
gozó de cierta prosperidad en los primeros siglos de nuestra era
gracias a la cercanía de varias explotaciones mineras, entre ellas
Las Médulas.
Astorga fue, según
Plinio el Viejo en el siglo I, la capital de la
tribu de los astures, debido a que su posición, junto al monte sagrado del
Teleno
la convirtió en un cruce de caminos para los pueblos celtas que
habitaban en el noroeste peninsular. Este asentamiento llamó
poderosamente la atención de Roma, que conquistaron la ciudad en el
siglo I a. C. y la convirtieron en base de la Legio X Gemina durante
las Guerras Cántabras. El dominio de la ciudad astur tenía como
objetivo fundamental el control de los ricos yacimientos auríferos de
la zona y el establecimiento de rutas más seguras para transportar el
mineral de oro desde el cercano paraje de Las Médulas. Por dicha razón,
el castro astur fue rebautizado en honor del César como Asturica
Augusta.
Con la llegada de los romanos y la fundación de la civitas en el año 14
a. C., Asturica Augusta vincula a su centro no solamente el suelo y los
productos agrícolas, sino también, y ante todo, el subsuelo, pues bajo
su control se hallaba el área minera más importante del mundo conocido
entonces, Las Médulas. Muchas calzadas tenían origen o pasaban por la
ciudad; entre ellas destaca la Vía de la Plata, que comunicaba Asturica
Augusta con Emerita Augusta. Todo ello lleva a que Plinio el Viejo
calificase a la ciudad de Urbs Magnifica.
Con la decadencia y la crisis romana, el fin de las explotaciones
mineras hacia finales del siglo IV y la desintegración final del
imperio, Astorga pierde su categoría y se inicia una etapa de sucesivas
destrucciones de la ciudad, como la acaecida en el 456 por Teodorico II
o la que vendría después en el 714 por parte de los musulmanes. En
definitiva, la ciudad sufrió un largo letargo, roto tan solo por la
presencia de la sede episcopal.
En el siglo XI, el impulso del
Camino de Santiago supuso la revitalización del núcleo urbano.
Monumentos de Astorga
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