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Fachada de la iglesia








Historia

 El 3 de junio de 1931 la iglesia fue declarada monumento histórico-artístico nacional. En aplicación de la disposición adicional primera de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, pasa a tener la consideración y a denominarse bien de interés cultural.

Planta de la iglesia Su construcción se remonta a mediados del siglo XII. De esta época sólo subsiste el muro circundante, los tres ábsides circulares de la cabecera, que antiguamente eran más altos, y la fachada, de hacia 1160. La torre actual, neomudéjar, se reconstruyó en 1765, se reforzó en 1835 durante la Primera Guerra Carlista para utilizarla con fines militares, y sufrió una reforma en el siglo XX que suprimió la linterna y la cupulilla que la remataban. Un incendio provocado en 1811, durante la Guerra de Independencia, para evitar que las tropas napoleónicas utilizaran el edificio, destruyó el templo casi por completo. 

En 1849 se reconstruyó la iglesia, haciéndose más pequeña y con tejado de tipo castellano, a dos aguas. En 1970, se cerró por peligro de derrumbe. Desde entonces se han realizado otras obras de restauración y conservación, como el tejado abovedado y cubierta de acero sobre el friso.

Planta

Era de tres naves y crucero alineado. En el siglo XV se hundieron las tres naves románicas y en el siglo XVI se reconstruyó con una única nave central y capillas laterales cubiertas por un artesonado de madera que iba de arcada en arcada y daba gran altura al interior; también en el siglo XVI se perforó la piedra del ábside de la Epístola para alargarlo y construir la sacristía, y se sospecha que había otra puerta que daba a la casa del cura, que estaba detrás.

La fachada

Fachada de la iglesiaConsiderada como el mejor ejemplo románico, con influencia greco-romana, de cuantos existen en el mundo. Consta de una portada con arco de medio punto y arquivolta figurada apoyada en dos columnas, rematado el conjunto por un friso en altorrelieve que representa la revelación apocalíptica de San Juan Evangelista. Es la visión de Jesucristo como Juez del mundo en el final de los tiempos, con el Libro de la Verdad y la Vida, rodeado por el Tetramorfos de los Evangelistas y los doce Apóstoles guardando las doce puertas de la Jerusalén celeste.

La puerta inferior (pulsa en la imagen para verla con más detalle) está enmarcada en una arquivolta que descansa sobre una columna a cada lado de fuste estriado rematado en ángeles a manera de cariátides en bajo relieve. Las imágenes de los capiteles representan las virtudes (capitel de la izquierda) y la condenación del alma (capitel de la derecha).







Los capiteles



En el capitel izquierdo se ve el cuerpo de un pecador que, tras haber sido enterrado, se saca del sepulcro y queda desnudo, símbolo de la vergüenza, e indefenso ante dos perros que lo morderán continuamente pero sin devorarlo, mostrando así la tortura constante que representa el Infierno.

En el capitel de la derecha se ve un león con las fauces abiertas (el Demonio) intentando alcanzar el alma de un justo, protegido por dos ángeles que ahuyentan al león mientras un tercero tira de él por el pelo. En el otro lado del capitel, el león ya tiene la boca cerrada y el alma del justo, que lleva un libro en las manos, sigue protegida por los ángeles.

Capitel izquierdo Capitel derecho

Encima de cada capitel hay sendos cimacios con motivos vegetales y figuras entrelazadas que representan la desesperación de las almas en pecado por no poder alcanzar el Cielo.

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La arquivolta

Presenta un león en cada extremo. Está compuesta por veintidós figuras que representan los oficios medievales de Carrión, los gremios o entidades sociales que tanta importancia tuvieron en la Edad Media. Aunque algunos son difíciles de comprender por su rudeza y su deterioro, de izquierda a derecha son: Hombre barbado con gorro, joven que golpea una cinta sobre el yunque, hombre con un recipiente (¿alquimista?), zapatero cortando cuero, ceramista o acuñador de monedas, fundidor o herrero, artesano del metal, personaje que levanta su mano derecha sobre el hombro contrario llevando una máscara (¿juglar?), soplador de herrería (que curiosamente parece judío por el gorro que lleva y por los cabellos rizados que le caen sobre la cara), escribano o copista, monje lector, arpista, juez mesándose la barba, zapatero, cerrajero, herrero trabajando en el yunque, dos luchadores enfrentados, plañidera, vihuelista, danzarina contorsionista y sastre. La figura del acuñador de monedas constituye la primera representación de una ceca (casa de moneda) medieval, algo único en el mundo; en Francia hay ejemplos sueltos, pero son muy posteriores.

Arquivolta

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El friso

Friso centralAparece presidido por el Cristo de la Majestad, o Pantocrátor lleva en su mano izquierda el Libro, todavía cerrado porque el Juicio no ha comenzado, y bendecía con la derecha, mutilada. Es una obra conseguida, y tiene toda la magnificencia de un dios griego. Rodeado por el Tetramorfos, según la visión del profeta Ezequiel: el ángel de Mateo, el león de Marcos, el águila de Juan y el toro de Lucas. Destacan las vestiduras de las distintas figuras, con el delicado tratamiento de los pliegues de las vestiduras, naturalismo en los ademanes de los personajes, algo no demasiado frecuente en la escultura románica, que en general intenta representar un mundo simbólico y antinaturalista.

Imagen de Santiago en el friso
A ambos lados se extienden los doce Apóstoles bajo otros tantos doseles trilobulados apoyados en pequeños capiteles historiados. Son figuras tiesas, amaneradas en los pliegues de sus ropas, sin canon. Esta es la parte del friso que más ha sufrido el paso del tiempo (y el incendio de 1811), las figuras están muy deterioradas, muchas incluso descabezadas. Los doseles llevaban inscripciones con el nombre de los distintos Apóstoles; podemos identificar a Santiago.





En el conjunto del friso se percibe la obra de dos maestros escultores: el autor de las figuras laterales tiene un estilo plano, poco evolucionado, mientras que el autor del Pantocrátor y del Tetramorfos consigue dar movimiento y volumen a los paños y monumentalidad a las figuras.,ya se anuncia el estilo gótico.




Bibliografía
Carmen Alfaro Ansins
 Museo Arqueológico Nacional
 III Ciclo de Conferencias del Museo de Palencia
 Octubre de 2000

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