RETORNO
DE LAS ESTRELLAS de Stanislaw
Lem
GUÍA DE LECTURA
"Con lo fantástico - en el sentido de imposible - se enuncia lo posible"
Stanislaw Lem (Polonia 1921-2006), reivindicaba con esta frase la cienciaficción,
el género literario, compañero de la literatura fantástica y la
narrativa de terror, al que dedicó su gran potencial creativo como
escritor.
Aunque en ocasiones es difícil trazar los límites del género, se
consideran de cienciaficción los relatos que tratan acerca del impacto
que producen, sobre los individuos o las sociedades, los avances
científicos, tecnológicos, sociales o culturales, tanto en el presente
como en un futuro imaginario.
Dada su vinculación con estos avances, tan acelerados desde el S.XIX
hasta hoy, el género se ha visto influído por las diversas posiciones
que han ido adoptando frente a ellos, las sociedades o los propios
escritores como individuos: recelo ante lo nuevo y desconocido,
entusiasmo por las grandes posibilidades de progreso que ofrecen
ciencia y técnica, miedo de posibles enemigos alienígenas o ante las
máquinas-robot que parecen competir con el hombre, rechazo por el
riesgo de deshumanización o de control totalitario, esperanza casi
mística de salvación… Podemos descubrir posiciones muy diversas en las
numerosas obras de cienciaficción que se han escrito. Pero, sean unas u
otras, nos sorprende a veces la capacidad de anticipación que muestran
sus autores sobre algunos aspectos de nuestro
presente.
Para la mayoría de los críticos, la primera novela de auténtica cienciaficción es Frankestein o El moderno Prometeo
de Mary Shelley. Se publicó en 1818, en Estados Unidos, y será el
inglés el idioma en que se escriban hasta ahora la mayoría de las obras
de este género. Durante décadas, consistieron sobre todo en relatos
cortos, aparecidos en revistas, que los críticos literarios
consideraban simples narraciones sensacionalistas pero atraían a
lectores cada vez más numerosos.
La publicación en 1863 de Cinco semanas en globo,
la novela de Julio Verne, a la que seguirían otras muchas obras suyas
de aventuras, con la ciencia como base, supuso un hito fundamental al
generar una gran demanda y estimular a escritores de otros géneros a
probar suerte creando relatos de especulación científica. Lo hicieron,
entre otros, autores de la talla de Allan Poe, Carlos Dickens, Mark
Twain y, posteriormente, Aldous Huxley, y, en español, A. Bioy Casares
y Jorge Luis Borges. Esto contribuyó a prestigiar literariamente el
género que fue haciéndose progresivamente más complejo y a ganar
grandes masas de lectores, especialmente a partir de llos años 50, tras
la Segunda Guerra Mundial.
Interesa recordar algunas de las obras que alcanzaron mayor éxito: Un yanki en la corte del rey Arturo de Mark Twain, 1984 de George Orwell, Fahrenheit 451, Crónicas marcianas de Ray Bradbury, La guerra de los mundos de H.G.Wells, Un mundo feliz de Aldous Huxley, La naranja mecánica de A. Burgess…
Aunque probablemente los autores más importantes del género en la segunda mitad del siglo XX han sido Arthur C. Clarke (2001, una odisea espacial y sus secuelas, Cita con Rama, La ciudad y las estrellas, Cánticos de la Lejana Tierra, Las fuentes del paraíso, ...), Orson Scott Card (Ender el Xenocida y toda su saga) e Isaac Asimov (Yo Robot y toda una serie de cuentos y relatos relacionados con los robots, Trilogía de las Fundaciones y sus secuelas, Los propios dioses, Viaje alucinante, ...).
Podemos conocer estas obras directamente o a través de sus versiones
cinematográficas, porque en la cienciaficción, novela y cine (o TV) han
ido de la mano desde el comiezo.
En los años 60 y 70 del pasado siglo, se inicia una gran transformación
del género que se aleja de los temas tradicionales y comienza centrarse
en aspectos relacionados con el sentido de la vida humana, los valores
morales, la consciencia, la capacidad de conocimiento y relación del
hombre… Surge de un grupo de escritores con preocupaciones filosóficas,
que, a través de la cienciaficción se plantean preguntas sobre el ser
humano. Entre ellos encontramos a Stanislaw Lem, uno de los mejores
representantes de esta corriente.
Lem fue un autor de gran éxito a pesar de estar fuera, como escritor
polaco, de los circuitos anglosajones por los que discurría la
cienciaficción. Creó decenas de obras entre las que destacan Ciberíada, Fiasco, Solaris, El Invencible, Un valor imaginario y Retorno de las estrellas.
Ha sido traducido a más de treinta idiomas, premiado literariamente
y en la actualidad parece despertar un nuevo interés.
En este enlace puedes saber más de este escritor.
Retorno de las estrellas
Incluimos aquí una reseña sobre este libro extraída de http://decimavictima.blogspot.com/2010/05/retorno-de-las-estrellas-de-stanislaw.html
El escritor polaco Stanislaw Lem (1921-2006) quizá sea el mayor
representante de una ciencia ficción que siempre buscó respuestas
filosóficas a qué es el hombre, cómo se relaciona éste con sus
semejantes y cómo se enfrenta a la conquista espacial, al descubrimiento
de otros planetas y seres alienígenas. Su opinión acabó siendo
negativa: la imposibilidad del hombre de comprender a otros habitantes
del universo desde el momento en que se muestra incapaz de abandonar una
visión antropocéntrica, el definitivo abandono de la creencia de que
tal contacto fuera posible por pura imposibilidad física y la misma
incapacidad del hombre de aceptar y comprender a otros hombres lo
llevaron a tal postura. Quizá sea Fiasco (1986), su última
novela, la que muestra de manera más cruda su punto de vista. Una novela
presidida por el concepto del error, en la cual los humanos muestran
tal incapacidad para la comprensión de lo que no es propio a él y de
resolver con eficacia los diferentes problemas que le van surgiendo que
sumerge al lector en un mundo gobernado por continuas equivocaciones. Si
la vida misma es un fiasco, ¿qué esperamos encontrar más allá de
nosotros mismos?
En Retorno de las estrellas están
presentes la mayoría de estas propuestas. Un astronauta regresa a la
Tierra diez años después de su partida a una galaxia lejana. Pero lo que
para él ha sido una década en lo más profundo del espacio para los
humanos que han quedado atrás han supuesto la friolera de ciento
veintisiete años. Hal Bregg, nuestro hombre, vuelve a una sociedad que
ha cambiado de manera imposible. La sensación de extrañeza, de sentirse
ajeno a un mundo que es el suyo pero que le ha dejado indefectiblemente
atrás, fuera de él, es tan profunda como lejana es la distancia que ha
recorrido en su viaje hacia las estrellas. Lem consigue que el lector
sienta esto de manera tan intensa como el propio protagonista gracias a
unos capítulos iniciales en los cuales compartimos su asombro, su
incomprensión. Vemos con sus ojos una realidad plagada de colores,
sensaciones, arquitecturas increíbles e indescifrables comportamientos
en los humanos con los que se cruza. Es la inadaptación más absoluta a
un mundo que lo envió al espacio como un héroe y que al volver es
recibido con vergüenza, pues la sociedad ha cambiado hasta ese extremo.
Se ha implantado en el planeta la betrización, la anulación genética de
todo instinto de violencia, y Hal Bregg es el ejemplo viviente de una
sociedad ya extinta y olvidada. Su sola presencia trae al presente lo
que debe ser anulado, extirpado, borrado de la existencia.
El
individuo aislado y solo entre los que deberían ser sus iguales es uno
de los grandes temas de Lem. Y que esta situación tenga su origen en una
decisión humana, también (como he comentado, el error humano es el
corazón de su impresionante novela Fiasco, para mí el epítome
del pensamiento de Stanislaw Lem). Porque si Bregg se encuentra en esta
situación es debido a que nadie estaba preparado, ni preparó a Bregg,
para su regreso.
Hal Bregg, lanzado al espacio en una misión de
alto riesgo, entrenado para vivir en condiciones de extrema dificultad,
descubre al volver que su misión ha sido irrelevante, que los viajes
espaciales, el conocimiento de la galaxia, ya no tienen sentido. La
sociedad ha abandonado todo deseo de expansión: las condiciones de vida
se han alterado de manera tal que la consecución del placer inmediato
parece el único sentido de la existencia. Extirpados todo el dolor, toda
la violencia, la Tierra es ahora un mundo hedonista. Lem clama porque
el hombre debe aceptarse a sí mismo como un todo: sus errores le
pertenecen, y la única manera de vencerlos es aceptar su capacidad de
cometerlos. O al menos tener la opción: de él depende si evitarlos o no,
pero no dejarlo todo a una operación genética. Anulada la posibilidad
de error, queda anulada la esencia misma del hombre. Aunque Lem presente
un mundo futuro hostil parta el hombre actual, concluimos que el mundo
siempre ha sido hostil.
Bregg supone pues un anacronismo
viviente, algo de lo que avergonzarse y ocultar, y los intentos por
reconvertirlo en un miembro de la nueva sociedad chocan con su rebeldía,
con su deseo por no ser absorbido por una masa humana que ni comprende
ni lo comprende a él. Soledad, fracaso, error, la vida presente como
fruto de una equivocación absurda (la betrización). Congreso de futurología también se dibuja aquí. Y la incomprensión del otro, que tanto en Solaris como en El invencible
se trata de un ente alienígena, aquí es la propia humanidad del futuro.
O el protagonista, el propio Hal Bregg, si nuestros ojos fueran los de
esos hombres y mujeres del futuro. Con el punto de vista alterado, el
alienígena sería Hal Bregg. Al fin y al cabo, es él quien ha venido de
las lejanas estrellas.
Ya hemos visto que en estos capítulos
iniciales, extendiéndose hasta casi la mitad de la novela, todo resulta
desconcertante. Tanto para Bregg como para el propio lector. Lem
describe un futuro en verdad ajeno en el cual hasta los actos más
normales y cotidianos devienen imposibles de llevar a cabo: lavarse las
manos, cepillarse los dientes, tomarse un café. De lo pequeño a lo más
grande, la sensación de que ese mundo del futuro es realmente otro,
incomprensible tanto para Bregg como para nosotros, está representada de
forma magistral. Lem crea toda una sociedad que nada tiene que ver con
lo que conocemos. Pero sin perder nunca la perspectiva literaria, no
queda autofascinado por su creación y se pierde en demostrarnos
científicamente, al detalle, la posibilidad o no del mundo nacido de su
imaginación. Porque todo tiene un sentido más allá de su poder creador:
quiere trasmitirnos extrañeza, la infinita soledad de una humanidad que
ha alienado su pasado. El pensamiento que quiere comunicarnos por encima
de la arquitectura sobre la cual lo levanta. Por eso su obra es
imperecedera: será superada la tecnología, pero no el pensamiento. En el
futuro, no sabemos si Lem será un nombre recordado u olvidado. Pero
alguna vez alguien abrirá uno de sus libros (o un lector digital, uno
mismo de los que Lem vaticina en esta misma novela) y lo leerá. Y
mientras exista esa persona, mientras perdure el hombre, Lem vencerá
siempre al tiempo.
Lástima que se enfangue en la segunda mitad
del libro en contarnos la en principio fallida relación sentimental que
Bregg mantiene con una joven, Eri, y con dos antiguos compañeros de
aventura espacial, Olaf y Thurber, que también luchan por mantener la
cordura en esta Tierra tan distinta a la que dejaron atrás. Se explaya
en conceptos que páginas antes había narrado con mayor concisión y de
manera tan excepcional que se hacía innecesaria la repetición.
Brillan,
eso sí, los momentos en los cuales Bregg recuerda como fogonazos ora
siniestros, ora preñados de maravilla, su viaje a lo más profundo del
espacio, a las estrellas. Hasta que al fin acepta su destino, el mundo
al que ha retornado y al hecho de que el hombre jamás abandonará su
deseo de conocer y comprender el universo aunque no sirva, quizá, para
nada. Sin embargo, Bregg no volará de nuevo. La aceptación de su
presente traerá la calma a su espíritu, pero también el adiós definitivo
a volver a caminar por entre el polvo de los meteoritos, el horror de
lo desconocido y la luz fantástica de las más lejanas estrellas.
Podemos profundizar en la novela planteándonos las siguientes cuestiones:
El tema, los temas.
- ¿En torno a qué tema o temas gira la novela? ¿Tienen solución en la obra?
El mundo al que retornan los astronautas.
- Lo vamos a conocer a través de los ojos y el pensamiento del protagonista de la novela.
- ¿Cómo es la Tierra que encuentra Hall? ¿Con que
carácterísticas nos la presenta el autor, especialmente en las primeras
páginas?
- ¿Y el aspecto y forma de pensar y actuar de la gente?
Las reacciones de Hall y su equipo
- ¿Qué cosas le chocan más a Hall y cómo se siente ante ellas?
- ¿Evoluciona en algún sentido?
- ¿Y sus compañeros astronautas? ¿Encuentras diferencias entre ellos?
El amor en la novela
- ¿Qué papel juega?¿Te parece que es un refugio del protagonista?
El descubrimiento paulatino de la verdad
- Sobre la nueva sociedad.
- Sobre el viaje a las estrellas y su sentido.
- Sobre sí mismos.
- Piensa si está bien resuelto ¿Qué te parece el final?
El estilo y el interés de Retorno de las estrellas
- ¿Te ha gustado la novela?¿Ha mantenido tu interés o te ha cansado?