El proyecto original de esta Iglesia del Monasterio de
San Juan de Ortega (con tres naves, de un solo tramo, crucero destacado
y tres capillas en la cabecera) se atribuye al propio San Juan de
Ortega en el siglo XII, aunque en esta época y en estilo románico sólo
se construyó hasta el crucero. Fue ampliado a mediados del siglo XV por
el obispo Alonso de Cartagena con un tramo de naves. Es por ello por lo
que aunque el planteamiento del edificio es románico, en la altura se
advierte el cambio de estilo al encontrarnos un crucero cubierto con
bóvedas de nervios. Además, en las naves ya está claramente definido el
gótico del siglo XV con su abovedamiento y coro alto que se prolonga
con un alfarje mudéjar de madera.
Dos días al año, en los equinoccios de primavera y otoño, la luz solar
ilumina un capitel románico donde está representada la Anunciación.
En él se labra un ciclo de la Navidad, único ejemplo conservado en la
provincia de Burgos. Está fechado, como toda esta parte de la iglesia,
a finales del siglo XII.
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El ciclo comienza con la escena de la Anunciación, en la que vemos al
ángel arrodillado; porta en un brazo un báculo rematado en una cruz,
mientras extiende el otro en actitud de dar noticia de la gracia divina
a María, quien levanta las manos en señal de saludo y sumisión a los
designios de Dios.
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Visitación de la Virgen a santa Isabel, su prima, momento en el que
ambas se abrazan y santa Isabel pone su mano sobre el vientre de María
en señal de que ha reconocido su estado; detrás de la figura de la
Virgen aparece una doncella que ha acompañado a María en la visita.
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Sueño de José: un anciano sentado que recuesta la cabeza en
una mano; sobre él, vuela el ángel que se le aparece en sueños para
revelarle la naturaleza divina de Jesús.
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Nacimiento: la Virgen se muestra tumbada en el lecho; un buey
y una mula dan calor con su aliento al Niño, que está en el
pesebre; aparecen también dos parteras que han ayudado en el
alumbramiento; la estrella de Belén corona el Nacimiento.
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Anuncio a los Pastores, representados en esta ocasión por un
pastor que atiende la buena nueva que le trae el ángel.
Dicho capitel en los equinoccios, a las 5 de la tarde, hora solar, es
protagonista de un acontecimiento que se conoce como "Milagro de la
Luz" gracias a un rayo de luz que ilumina el capitel de la Anunciación,
siendo la contemplación del fenómeno algo fascinante, que mezcla el
arte con lo mítico. “El sol es la imagen del Bien Supremo tal como se
manifiesta en la esfera de las cosas sensibles”, escribió Platón. El
astro rey es la mayor de las teofanías visibles y de ahí que haya sido,
en todas las culturas y tiempos, lo que mejor ha simbolizado el
arquetipo de la divinidad en tanto de Luz de luces. Incluso Cristo fue
alegorizado como el Sol de Justicia que, según el profeta Malaquías,
“con sus rayos traerá la Salvación”. Además, rondando el equinoccio
primaveral la liturgia sitúa igualmente la conmemoración del Misterio
de la Anunciación y, por tanto, de la concepción virginal del Cristo
por medio del Espíritu Santo
Estos capiteles tienen un extraordinario parecido formal una dovela de
la tercera arquivolta de Santo Tomé-Santo Domingo Soria, aunque la
mayores similitudes se encuentran en un capitel del baldaquino derecho
de San Juan de Duero
Otro caso similar acaece igualmente durante las mismas fechas
astronómicas en la iglesia zamorana de Santa Marta de Tera, aunque en
este caso es sobre un capitel mariano del ábside que es iluminado por
un haz de luz poco antes de las ocho de mañana, hora solar, mientras
que en San Juan de Ortega es hacia las cinco de la tarde, hora solar,
durante unos ocho minutos.
El sepulcro de San Juan de Ortega, conservado en la cripta, es una joya
escultórica del románico final español. Está completamente decorado con
figuras y escenas, con relieves elegantes, de original factura y
cuidada labra. |