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A Santiago Apóstol se le conocía como el "Matamoros". Ese nombre se origina durante la Reconquista y da a entender que las tropas Cristianas tenían al Apóstol como patrón.

La tradición del Matamoros se remonta al reinado de Ramiro I (muerto en 850) que sucedió en el trono de Asturias y León a su tío Alfonso el Casto (muerto en 842). Al fallecer su tío, los moros reclamaron el tributo de las cien doncellas (cincuenta hidalgas y cincuenta plebeyas) que tenían impuesto a los cristianos. Ramiro I no quiso entregarles las cien doncellas y se enfrentaron en Clavijo. La víspera de la batalla, según la tradición, se le aparece en sueños el Apóstol Santiago. Santiago le comunica que ha sido designado por Dios como Patrón de las Españas. Santiago anima a Ramiro al combate y le pide que lo invoque. Los cristianos dan batalla al grito de "¡Dios ayuda a Santiago!", y los moros son vencidos.

La Crónica del Rey Sabio habla de este hecho: 

"E los moros quando sopieron aquello, allegaronse todos en uno contra éste; fueron muchos e demás e hovieron con él su batalla en un logar que dicen Alvella, e los Christianos hovieron lo peor de la batalla: e fueronse venciendo e tornando las espaldas poco a poco a los moros, fasta que llegaron a un collado a que dizen Clavijo e tomoles allí la noche... e faciendo sus oraciones adurmiose el Rey Don Ramiro, e vino a él el Apóstol Santiago..."

En el Poema de Fernán González:

Aun te dice más el alto Criador:
Que tu eres su vasallo e él es tu señor,
Con los pueblos paganos lidiarás por el su amor,
Mándate que te vayas lidiar con Almozor.

  Yo seré ahi contigo, que me lo ha otorgado,
Ahi será el apostol, Santiago llamado,
Enviar ha don Cristo valer a su criado,
Será con tal ayuda Almozorre embargado.

El Conde don Fernando con su gente lozana
Todos oyeron misa otro día mañana;
Fueron todos en el campo a primera campana,
Paráronse las haces en medio de la plana.

  Comenzaron el pleito a do lo habían dejado
Llamando Santiago, el apóstol honrrado;
Las faces fueron vueltas, el torneo mezclado,
Bien habían castellanos aquel menester usado.

     Querellándose a Dios el Conde don Fernando,
Los finojos fincados, al Criador rogando
Oyó una grande voz que le estaba llamando;
Ferrando de Castilla: hoy te cresce muy grand bando.

  Alzó suso los ojos por ver quien le llamaba;
Vió al santo apóstol que de suso le estaba,
De caballeros con él gran compaña llevaba,
Todos, armas cruzadas, como a él se semejaban.

En el Cantar de Mío Cid

Todos fieren en el haz do esta Pero Vermuez;
trezinetas lanças son, todas tienen pendones,
Seños moros mataron todos de seños colpes,
A la tornada que fazen otros tantos son.
¡Veriedes tantas lanzas y alçar,
Tanta adagara foradar y pasar,
Tanta loriga falsa desmanchar
Tantos pendones blancos salir bermejos en sangre,
Tantos buenos caballos sin sus dueños andar!
Los moros llaman: ¡Mafomat!
Y los cristianos: ¡Sant Yaguo!

Como se lo ha dicho al Campeador mucho le plaze.
Mañana era y piensanse de armar,
Quis cada uno d'ellos bien sabe lo que ha de far.
Con los albores mio Çid ferirlos va.
¡En el nombre del Criador y del apostol Santi Yaguo!
Feridlos, caballeros, de amor y de grado y de gran voluntad,
Ca yo so Ruy Diaz, mio Çid el de Bivar.

Entre la leyenda y la historia, muchas serán las apariciones de Santiago en la historia bélica de España. El poeta Federico García Lorca, lo ve de esta forma:

Dice un hombre que ha visto a Santiago
en tropel con doscientos guerreros;
iban todos cubiertos de luces
con guirnaldas de verdes luceros,
y el caballo que monta Santiago
era un astro de brillos intensos...